Para comprender la pregunta planteada en el título, es fundamental analizar los motivos que impulsan al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a iniciar una aniquilamiento de aranceles.
Como ha reportado CriptoNoticias, el mandatario puso en marcha los impuestos del 25% a los productos provenientes de México y Canadá, y elevó a un 20% los gravámenes a las adquisiciones. Encima, está previsto que se impongan aranceles de 25% a ciertos productos provenientes de la Unión Europea.
La medida entró en vigor el martes 4 de marzo y provocó fuertes caídas en los mercados financieros, incluidos bitcoin (BTC) y las criptomonedas.
El índice Dow Jones de Industriales bajó un 1,55%, a 42.520,99 puntos; el S&P 500 perdió un 1,22%, a 5.778,15 puntos y el Nasdaq Composite se depreció un 0,35% hasta los 18.285,16 puntos.
Por su parte, los activos digitales sufrieron una pérdida de 500.000 millones de capitalización de mercado.
A pesar del impacto cenizo en los mercados, Trump afirmó en su primer discurso en el Congreso desde su regreso a la Casa Blanca, el 20 de enero, que mantendrá esta política. “Otros países han usado los aranceles contra nosotros durante décadas, y ahora es nuestro turno de usarlos contra ellos”, aseguró.
Aunque el mandatario ha justificado esta medida como un esfuerzo para frenar la migración irregular y el tráfico de fentanilo, James Foord, analista y cirujano de mercados, sugiere que su definitivo propósito va más allá de la protección comercial.
En su postrero crónica, el doble plantea que es una logística para suavizar la patrimonio y estrechar los rendimientos de los bonos del Reservas a 10 abriles (US10Y) de Estados Unidos.
“Aunque muchos inversores creen que las acciones de Trump son equivocadas, creo que él es muy consciente de las consecuencias de sus acciones. Yo diría que es incluso probable que Trump, el secretario del Reservas, Scott Bessent, y la Reserva Federal (Fed) hayan orquestado esta baratija del mercado, lo mejor que han podido hacer, para ganar su prioridad número uno: estrechar el rendimiento del bono a 10 abriles”, explica Foord.
En esa rasgo, reflexiona: “Para lograrlo, sería útil que hubiera pasión económica. Pero ¿por qué es tan importante estrechar los rendimientos ahora, incluso a dispendio del mercado y de la patrimonio en común?”.
Para sostener su teoría, comparte un croquis en el que se puede observar la cantidad de deuda del Reservas de los Estados Unidos, que debe ser refinanciada en 2025, yuxtapuesto con la distribución de esa deuda a lo prolongado de los abriles.
Las barras azules indican que una gran porción de la deuda (7 billones de dólares) está concentrada en 2025. Es afirmar que, a medida que los rendimientos del US10Y aumentan, el costo de refinanciarlo podría ser más parada.
En presencia de este ambiente, y viendo que la cantidad de deuda disminuye gradualmente (rasgo verde), esto podría aliviar la refinanciación en los próximos abriles.
En presencia de esta situación, surgen las siguientes interrogantes: ¿Por qué desatar una aniquilamiento de aranceles? ¿Cuál es el impacto de difundir esta incertidumbre a nivel integral?
La respuesta es tanto simple como compleja: una aniquilamiento de aranceles puede causar una recesión o desaceleración económica. En este ambiente, los inversionistas buscan refugio en los bonos del Reservas, aumentando su demanda y reduciendo los rendimientos.
De esta forma, los aranceles son utilizados por Trump como un mecanismo de refinanciación a tasas más bajas.
Foord denomina este engendro “Trumpcesión” y lo vincula con los signos de fruncimiento que ya muestra la patrimonio estadounidense.
En el posterior croquis se ven las proyecciones del maniquí GDPNow de la Reserva Federal de Atlanta en comparación con el crecimiento actual del Producto Interno Bruto (PIB) de EE. UU. en 2024 y principios de 2025.
Tal como se observa en el croquis preliminar, en 2024, el crecimiento del PIB se mantiene positivo entre el 2% y el 3%. Las estimaciones del GDPNow siguen una tendencia similar, aunque muestran una ligera desaceleración a medida que se acercan los últimos trimestres del año.
En lo que va de 2025, las proyecciones del maniquí sugieren una posible desaceleración del crecimiento. La rasgo representa una caída cerca de finales del año, lo que podría reverberar una desaceleración económica o una recesión técnica.
Estas fluctuaciones destacan la incertidumbre y las dificultades que enfrenta la patrimonio en el corto plazo.
Al respecto, Foord dice: “El aumento de los precios de las acciones favorece el desembolso y el consumo, lo que suele describirse como el finalidad riqueza. Pero lo opuesto asimismo es cierto”. Encima, agrega:
“Cuando el mercado de títulos sufre una importante baratija, se eliminan miles de millones de dólares de los balances de empresas e individuos, lo que tiene un impacto muy actual en la capacidad económica para endeudarse y llevar. Yo diría que un mercado financiero en caída es, de hecho, un número importante que contribuye a desencadenar una recesión”.
James Foord, analista y cirujano de mercados.
El manual de Trump
La aniquilamiento de aranceles contribuye a la recesión de la patrimonio de la principal potencia financiera a nivel mundial.
Encima de enaltecer los caudal y estrechar el poder adquisitivo de los consumidores, los aranceles de Trump intensifican las tensiones comerciales con países como México, Canadá, Europa y China, que ya han tomado represalias. Este ambiente genera un desajuste en los mercados a nivel integral.
Foord sostiene que esto forma parte de un plan de Trump: provocar una recesión y estrechar los rendimientos de los bonos. El posterior paso es presionar a la Fed para que recortadura las tasas de interés.
“La logística habitual entrará en ocio una vez que esta recesión adquiera la suficiente importancia. Las probabilidades de un recortadura de la Fed ya han aumentado desde el lunes. Primero vendrán los cortaduras, y luego quizás medidas aún más extraordinarias, que eventualmente conducirán a la flexibilización cuantitativa”, explica.
Vale rememorar que, actualmente, la tasa de interés se encuentra entre el 4,25% y el 4,50%.
Aunque, para Foord, eso provocará un repunte del mercado, el mismo podría durar poco. “¿Por qué? Porque posteriormente de que la Reserva Federal vuelva a estimular la patrimonio, la inflación volverá con fuerza, perjudicando a las acciones y a los consumidores y llevando el período de 10 abriles a nuevos máximos”, detalla.
En esa rasgo, advierte: “Esto es similar a la dinámica que vimos desarrollarse durante los abriles 70, que se caracterizaron por un gran aumento de la inflación, una recesión y una disminución de la inflación y los rendimientos, y luego un aumento secundario, más excelso, de la inflación y los rendimientos”.
El doble comparte un croquis histórico desde 1971 hasta 2021 en el cual refleja que, cada vez que aumentó la inflación subyacente (rasgo plomizo), luego se incrementó el rendimiento de los bonos del Reservas a 10 abriles (rasgo roja).
¿Cómo sobrevivir a esta aniquilamiento?
Foord cree que, frente a este ambiente, Jerome Powell, titular de la Fed, cambiará el rumbo de sus políticas monetarias y bajará las tasas de interés. Es ahí cuando habrá un “nuevo apetito por el peligro”, afirma.
Cada vez que la tasa de interés disminución, disminuye el costo del endeudamiento y hay más solvencia en el sistema. Por eso, los inversionistas mudan sus tenencias a los activos considerados de peligro como acciones, BTC y las criptomonedas, con el objetivo de difundir mayores rendimientos.
Asimismo, Foord considera que «posteriormente de esto, será momento de dejar de flanco el enfoque en el crecimiento», y por eso opina que la mejor logística para sobrevivir a esta aniquilamiento de aranceles es:
“Centrarse en activos duros como el oro, el petróleo y, en mi opinión, el bitcoin. De hecho, yo empezaría a acumularlos ahora. A prolongado plazo, creo que las acciones defensivas y de valencia empezarán a tener un mejor rendimiento. Tal vez la principal conclusión sea la posterior: una simple logística de comprar y abastecer puede no dar grandes resultados en los próximos 10 abriles”.
James Foord, analista y cirujano de mercados.
La teoría de Foord va en la misma sintonía que la de Russ Koesterich, director ejecutor y gerente de cartera del Mundial Allocation Fund de BlackRock, quien señala que el metal precioso ahora es manido como «una reserva de valencia en un período de déficits gubernamentales excesivos y en aumento”.
Según Koesterich, este cambio refleja cómo el oro ha dejado de ser tan sensible a variables económicas esencia, como el dólar estadounidense o las tasas de interés ajustadas por inflación.
En cuanto a bitcoin, Foord lo menciona porque en los últimos abriles ha reses protagonismo como un activo de reserva y protección en tiempos de incertidumbre económica. Muchos inversionistas lo ven como “oro digital” porque tiene similitudes con el activo más valioso del mundo. En principio, porque la moneda creada por Satoshi Nakamoto tiene un suministro acotado de 21 millones de unidades, que se reduce cada 4 abriles por el halving.
Encima, es una moneda descentralizada, por lo que no depende directamente de las decisiones de un gobierno de turno. A diferencia del metálico fíat, no se devalúa por la constante radiodifusión o las políticas monetarias de los bancos centrales.