La inflación prevista para Venezuela en 2025 y el desplome del bolívar frente al dólar han forzado a los venezolanos a adoptar soluciones paralelas para resguardar su poder adquisitivo. Como parte de la fórmula antiinflacionaria que usan los venezolanos destacan la stablecoin tether (USDT) y la aplicación fintech Cashea.
Se tráfico de dos mecanismos que, en conjunto, se están consolidando como una vía de financiamiento y resguardo frente al ofensa monetario.
En lo que va de año, el dólar oficial de Venezuela ha aumentado en un 290%. Esto ha hecho que el salario insignificante de los trabajadores sea el equivalente a 65 centavos de dólar. Los llamados «bonos» permiten ascender el ingreso venezolano a poco más de USD 100 en promedio.
Adicionalmente, la inflación no ha parado de subir. Frente a la abandono de datos oficiales por parte del Parcialidad Central de Venezuela (BCV), cuyo zaguero reporte fue divulgado en noviembre de 2024, otros organismos han hecho sus propias proyecciones, como es el caso del ya inoperativo Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF).
En su zaguero reporte, publicado en abril de 2025, los analistas del OVF indicaron que la inflación cerró en 18,4% en términos intermensuales y en 172% en términos interanuales.
Es más, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la inflación cerrará en 269,9% este año y en 682% en 2026. Por su parte, los analistas del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) prevén que el bucle inflacionario llegará a 220% a finales de este 2025.
La sucesivo gráfica muestra el comportamiento de la inflación interanual en Venezuela en un año. Se aprecia cómo desde enero de 2025 el indicador comenzó a aumentar sostenidamente hasta abril.
Cae el uso de dólares en efectivo
Ese decorado de hiperinflación no es nuevo en Venezuela, pues el país ya ha vivido episodios de hiperinflación en la historia nuevo. La situación hizo que en un primer momento hubiera un auge de dólares en efectivo. En medio de la posesiones agonizante de 2018, los billetes verdes comenzaron a inundar el espectro socioeconómico, dándole un respiro a la situación.
Sin incautación, el uso del dólar físico en el país suramericano ha caído de guisa sostenida desde 2020. Esto se ve reflejado en que, durante el primer semestre de 2025, el uso de divisas en efectivo disminuyó un 37% en comparación con el año pasado, según datos de la firma de disección socioeconómico Ecoanalítica.
Esto quiere sostener que la utilización de bolívares como medio de suscripción volvió a tomar la delantera. Esto, en parte, se debe a una serie de medidas gubernamentales que cobran un impuesto extra a las transacción con dólares.
Lo preliminar ha legado pie a una maduro presencia de USDT, que destaca como una alternativa al billete verde tradicional, pues su valencia de mercado está vinculado al dólar estadounidense. En el zaguero año ha habido una asimilación creciente de esta stablecoin en Venezuela, desarrollada por la empresa Tether Limited, como ha venido reportando CriptoNoticias.
Esto se ha trillado en los comercios, que han comenzado a integrar pagos en puntos de cesión mediante USDT, activo que circula en los mercados entre pares (P2P) operativos en el país a precios superiores a los 300 bolívares por mecanismo. Eso es más de un 50% por encima de la tasa oficial establecida por el BCV.
Dicha integración se ha realizado de guisa orgánica a través de Binance, así como mediante aplicativos y alianzas entre empresas locales y ese exchange. Esto ha permitido impulsar la asimilación de USDT como refugio delante la escasez de efectivo y la pérdida de confianza en la moneda doméstico.
De acuerdo con el economista Daniel Arráez, «refugiarse en USDT y no tener bolívares es una alternativa válida, porque sus movimientos en el mercado con bolívares no los afectan».
En comentarios a CriptoNoticias, el entendido en activos digitales aclara que USDT «no es igual a un dólar», ya que es boleto privado emitido por una empresa. Mientras que el dólar estadounidense, en síes una moneda soberana.
Aún así, señala, el uso de USDT en Venezuela permite «navegar mejor la inflación» y trabajar en mercados internacionales con beocio exposición a la devaluación lugar.
Un salvador del crédito
En paralelo, Cashea, la principal empresa de créditos y endeudamiento de Venezuela, ha introducido crédito digital en un entorno donde la banca tradicional perdió capacidad para financiar consumo.
La aplicación, bajo el maniquí «compre ahora, pague posteriormente», procesa transacciones equivalentes al 3,5% del producto interno bruto (PIB) mensual de Venezuela (8.570 millones de dólares), superando los 300 millones de dólares cada mes.
Adicionalmente, su presencia alcanza el 40% de los usuarios con golpe a servicios fintech en Venezuela, facilitando la transacción de posesiones en cuotas y permitiendo que el consumidor promedio financie productos dolarizados con pagos fraccionados en moneda lugar o estable.
Arráez destaca que la aparición de Cashea «palea el intención inflacionario» al restaurar una forma de crédito que la banca doméstico no puede sostener. El golpe a líneas digitales dolarizadas permite a los usuarios agotar la pérdida del poder de transacción y estabilizar su consumo frente a la volatilidad cambiaria, explica.
Efectivamente, este maniquí ha incentivado prácticas informales de arbitraje, donde algunos usuarios adquieren posesiones con crédito de Cashea para revenderlos a tasas paralelas, lo que refleja la búsqueda de solvencia en una posesiones restringida.
Recientemente se revolucionó el sector de las compras en Venezuela, luego de que Cashea anunciara un ajuste de riesgos delante la crisis cambiaria y el auge de USDT, informó CriptoNoticias.
Un mecanismo de defensa económica
El binomio USDT–Cashea se ha convertido así en un mecanismo de defensa económica en medio de la rebolivarización del comercio y la creciente inflación.
Esta dupla, en intención, es antiinflacionaria porque, por un banda, permite resguardar el valencia y saltarse el aumento de los precios en Venezuela, ya que se cuenta con un 50% más de poder adquisitivo. Y por el otro, Cashea ofrece la posibilidad de comprar a crédito sin intereses, permitiendo obtener productos de distinta índole a precios actuales y pagándolos luego con boleto que, medido en bolívares, vale menos, producto de la constante devaluación de esa moneda doméstico.
Efectivamente, al tiempo en que el bolívar pierde dominio y el crédito bancario permanece definido, las stablecoins y las fintech locales están reconstruyendo canales de peculio, suscripción y consumo digital.
En un contexto donde el FMI prevé que la inflación venezolana escale progresivamente en 2026, la digitalización financiera emerge como la única vía cómodo para surtir valencia y golpe al crédito.
La dolarización tecnológica, apoyada en activos como USDT y plataformas como Cashea, redefine así la forma en que los venezolanos enfrentan la crisis. Es cierto que no sustituye la estabilidad económica perdida, pero sí que ofrece una alternativa actos delante una inflación que continúa erosionando la capacidad de transacción y que no muestra señales de revertirse a corto plazo.
