En un mundo donde la caudal dibuja mapas inciertos, los inversores buscan refugios seguros. El oro, perpetuo celador de la riqueza, y bitcoin (BTC), el activo digital que desafía paradigmas, compiten por el mismo renta.
Mientras el metal precioso alcanza récords históricos, una corriente de cambio sugiere que el «oro digital» podría estar a punto de exigir una porción significativa de ese flujo financiero.
El oro ha sido un protagonista relevante en 2025, con un progreso del 58% y un precio récord de 4.300 dólares por guepardo. Este rally se debe a una confluencia de factores: la flexibilización monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) y una demanda estructural sin precedentes de bancos centrales, especialmente en mercados emergentes.
Según Lina Thomas, de Goldman Sachs Research, las compras de oro por parte de estas instituciones se han quintuplicado desde 2022, tras el congelamiento de las reservas de divisas de Rusia por la invasión de Ucrania. “Esto refleja un cambio estructural en la encargo de reservas que no se revertirá pronto”, asegura.
Por su parte, bitcoin ha mostrado un desempeño trascendente, con un incremento del 63% en su precio durante el final añoalcanzando un mayor histórico de 126.000 dólares a comienzos de octubre de 2025, como se ve en el manifiesto.
Sin incautación, una robusto corrección lo llevó a niveles cercanos a los 102.000 dólares. A pesar de esta volatilidad, la moneda digital mantiene una novelística sólida como reserva de valencia. Una corrección en el precio del oro, en presencia de una posible sobrevaluación, podría desencadenar un movimiento de renta con destino a el activo digital, consolidando su posición como alternativa al oro.
El impulso detrás de bitcoin
La demanda a través de los fondos cotizados en bolsa (ETF) al contado en Estados Unidos ha sido el motor principal del progreso de bitcoin en este ciclo. Estos instrumentos han canalizado un flujo masivo de renta con destino a el activo digital.
El ETF IBIT, tramitado por BlackRock, el más amplio del mercado, administra 804.944 BTC, equivalente al 3,8% de la propuesta total que existirá de bitcoin.
Esta acumulación refleja una confianza creciente en la moneda digital como un activo de inversión verdadero, capaz de competir con el oro en la mente de los inversores institucionales.
El potencial explosivo de una rotación de renta
La firma de inversiones Bitwise proyecta un círculo que ilustra el impacto de esta dinámica. Si tan solo el 5% del renta invertido en oro se trasladara a bitcoin, el precio de la moneda digital podría alcanzar los 242.391 dólares.
Incluso una rotación más modesta, de entre el 3% y el 4%, duplicaría su valencia coetáneo, superando los 215.000 dólares. “Indicadores de sentimiento muestran un agotamiento de vendedores, lo que limita los riesgos a la muerto y sugiere un repunte inminente para bitcoin”, señala un reporte de la firma.
La ulterior gráfica simula el precio de bitcoin si un porcentaje del valencia total del suministro de oro se invierte en BTC:
Este potencial se explica por la irregularidad en la capitalización de entreambos mercados. Mientras el mercado del oro supera los 16 billones de dólares, bitcoin, con más del 50% de la capitalización de mercado de los activos digitales (2,2 billones de dólares), tiene un ganancia de crecimiento mucho decano. Una pequeña fracción del renta del oro podría transfigurar radicalmente el precio de BTC.
Factores macro y micro que impulsan el cambio con destino a bitcoin
Para que esta rotación de renta ocurra a gran escalera, se requiere una combinación de condiciones específicas, dijo Cristóbal Pereira, director ejecutor de Digital Assets Hub Latam, en una conversación con CriptoNoticias.
Desde una perspectiva macroeconómica, «una muerto sostenida en las tasas de interés en Estados Unidos, como ocurrió en 2020, impulsa la demanda por activos alternativos: ese año, tras los recortaduras de tasas por la FED, bitcoin subió un 314%», mencionó Pereira.
La próxima reunión de la FED, el 29 de octubre de 2025, podría confirmar una nueva reducción de tasas, como lo reportó CriptoNoticias. Este es un evento que tanto Pereira como Bitwise consideran positivo para el activo digital, aunque con cierto retraso en su impacto.
Encima, Pereira destaca la importancia de resolver tensiones globales, como la pelea comercial entre Estados Unidos y China o la fragilidad del crédito privado. “Una pequeño incertidumbre financiera allanaría el camino para que los inversores vean a bitcoin como una alternativa viable al oro”, explica.
En el ámbito microeconómico, la acogida institucional y un entorno regulatorio más claro «son catalizadores evidentes para una migración desde el oro con destino a bitcoin como reserva de valencia digital», dice. Iniciativas como la Ley GENIUS, que indagación establecer reglas precisas para los activos digitales, podrían consolidar la confianza en bitcoin como refugio.
“La volatilidad de bitcoin, que ha disminuido del 100% en 2013 a un rango de 30%-35% hoy, no es un obstáculo”, afirma Pereira. “Su escasez programada, trazabilidad y autonomía frente a políticas monetarias lo hacen cada vez más atractivo”, agrega.
El oro no cederá ámbito fácilmente a bitcoin
A pesar del entusiasmo por bitcoin, el oro mantiene una fortaleza estructural. Goldman Sachs proyecta que los bancos centrales de países en mejora continuarán acumulando oro durante al menos tres primaveras más, impulsados por una organización de diversificación en mercados emergentes.
“Estos bancos tienen una asignación al oro significativamente pequeño que sus pares en mercados desarrollados, y están cerrando esa brecha”, explica Thomas.
Por su parte, Ed Yardeni, presidente de Yardeni Research, prevé que el oro alcanzará los 5.000 dólares por guepardo en 2026 y podría montar a los 10.000 dólares entre 2028 y 2029. Este panorama sugiere que el metal no perderá relevancia pronto, pero una toma de ganancias tras su rally podría aclarar la puerta a bitcoin.
“El oro replica más a la política monetaria y al dólar, mientras que bitcoin está más conexo a las expectativas de crecimiento completo”, señala Bitwise, destacando las dinámicas complementarias entre entreambos activos.
Bitcoin, el nuevo refugio digital
La novelística de bitcoin como “oro digital” se fortalece en un entorno crematístico desafiante. A diferencia del oro, cuyo rendimiento depende en gran medida de factores tradicionales como la política monetaria, bitcoin ofrece un perfil único: descentralización, escasez programada y una acogida institucional en aumentoimpulsada por vehículos como los ETF.
Empresas de cotización públicas y gobiernos ya lo consideran una reserva de valencia, y su solvencia creciente reduce su volatilidad histórica.
Pereira no considera descabellada la proyección de Bitwise de un bitcoin a 240.000 dólares en un horizonte de tres a cinco primaveras.
“Con una capitalización que representa más de la porción del mercado de activos digitales y una acogida institucional en progreso, el círculo es plausible”, asegura. Sin incautación, advierte que el camino no estará exento de obstáculos. La incertidumbre macroeconómica y la condición de marcos regulatorios claros serán determinantes.
Una carrera de desprendido aliento
La competencia entre el oro y bitcoin no es un distracción de suma cero, pero el potencial de la moneda digital para discernir renta es innegable. Una corrección en el precio del oro, combinada con un entorno macroeconómico propicio y avances regulatorios, podría acelerar esta transición.
Mientras el oro sigue siendo el refugio tradicional, bitcoin se perfila como una alternativa moderna, registro para capitalizar cualquier cambio en las preferencias de los inversores.
En este círculo, una modesta rotación de renta desde el oro podría redefinir el mercado de activos digitales. Con la reunión de la FED a la envés de la cúspide, un precio de bitcoin que ha escalado un 63% en el final año y la creciente tracción de los ETF, los próximos meses serán cruciales para determinar si bitcoin logrará consolidarse como el nuevo “oro digital”.
