El CEO de Ripple Labs, Brad Garlinghouse, no ocultó su satisfacción al anunciar el fin de una batalla sumarial que, durante más de cuatro primaveras, mantuvo a su compañía en el ojo del huracán regulatorio en Estados Unidos.
En una entrevista con Bloomberg Television este 19 de marzo, Garlinghouse calificó el desenlace del querella con la Comisión de Bolsa y Títulos (SEC) como un hito que aporta “mucha certeza” no solo a Ripple, “sino a toda la industria de las criptomonedas”.
El conflicto, que comenzó en diciembre de 2020 cuando la SEC demandó a Ripple y a Garlinghouse personalmente por presuntas ventas de la criptomoneda XRP como títulos títulos no registrados, llegó a un punto de inflexión tras primaveras de enfrentamientos legales.
Como lo reportó CriptoNoticias más temprano, la SEC decidió retirar su apelación a un falta esencia emitido a mediados de 2023 por la jueza Analisa Torres, quien determinó que XRP, en sí mismo, no es un valía cuando se vende al manifiesto universal a través de exchanges.
Sin incautación, Torres todavía dictaminó que ciertas ventas institucionales de XRP, por un valía de USD 728 millones, sí violaban las leyes de títulos, lo que resultó en una multa de USD 125 millones impuesta a Ripple en agosto de 2024.
Garlinghouse reveló en la entrevista que Ripple invirtió más de USD 150 millones en defenderse de lo que calificó como un intento de la SEC, bajo el liderazgo de Gary Gensler, de “intimidar a la industria”.
“Gastamos más de 150 millones de dólares durante cuatro primaveras defendiendo ese caso, no solo para Ripple, sino para toda la industria”, afirmó.
Para el ejecutante, este esfuerzo no fue en vano: el desaliño de la apelación por parte de la SEC marca el fin de una era de “regulación por intimidación” y abre la puerta a un entorno más claro y predecible para las criptomonedas en Estados Unidos.
Un molinete en la novelística: de demandados a demandantes
De acuerdo con Garlinghouse, el querella dio un molinete inesperado para Ripple tras el falta de Torres en 2023.
Aunque la SEC logró una triunfo parcial al imponer la multa por las ventas institucionales, el hecho de que XRP no fuera clasificado como un valía en las ventas programáticas fue un impacto significativo a la postura del regulador.
“Ganamos en las partes esencia del caso”, subrayó Garlinghouse.
La SEC intentó apelar esta osadía hace ocho meses, pero su fresco osadía de desistir dejó a Ripple en una posición de fuerza.
“Pasamos de ser demandados a demandantes. Ahora tenemos el control para determinar cómo proceder”, explicó el CEO, quien destacó que la compañía aún tiene una contraapelación irresoluto delante el Segundo Circuito de Apelaciones en Manhattan.
Esta contraapelación podría ser esencia para que Ripple recupere los USD 125 millones que pagó como multa, los cuales, según Garlinghouse, están actualmente en custodia.
“Tenemos que recuperarla. Creo que hay algunos matices en cómo se desarrollará esto”, señaló, dejando deducir que la empresa evalúa si continuar con el proceso o cerrar definitivamente el capítulo.
“Dependiendo de si decidimos continuar o no con nuestra apelación, podríamos retirarnos y todo estaría resuelto”, agregó.
Una crítica directa a Gary Gensler
Garlinghouse no escatimó críticas en dirección a Gary Gensler, quien dejó su cargo como presidente de la SEC tras la presentación de una suministro más oportuno a las criptomonedas en Washington en enero de este año.
“La SEC de Gensler intentó intimidar y continuar con la regulación por la aplicación de la ley, a través de la presentación de demandas, y más demandas contra las empresas de criptomonedas”, afirmó.
Para el CEO de Ripple, el caso contra su empresa fue un ejemplo de “extralimitación burocrática” destinada a consolidar el poder del regulador sobre una industria emergente, incluso cuando no había evidencia de daño a los inversionistas.
“Cuando se manejo de un caso en el que no hay inversionistas perjudicados, no hay pérdidas de peculio, uno se pregunta: ‘¿Por qué estamos aquí?’. Eso efectivamente se remonta a Gary Gensler librando una batalla por el poder”, sentenció.
CriptoNoticias ha documentado cómo, bajo el mandato de Gensler, la SEC intensificó su recuento sobre el sector de las criptomonedasiniciando acciones legales contra gigantes como Coinbase y Kraken.
No obstante, con la salida de Gary Gensler y la nominación de Paul Atkins —un abogado percibido como más oportuno a la industria— por el presidente Donald Trump, la SEC ha mostrado indicios de un molinete en su enfoque regulatorio.
El desaliño de la apelación contra Ripple, cercano con el fin de otros casos de stop perfil, como Uniswap, Coinbase, Robinhood, entre otros, sugiere un enfoque menos confrontacional en dirección a las criptomonedas.
Implicaciones para Ripple y la industria
El fin del querella no solo libera a Ripple de una carga constitucional significativa, sino que todavía tiene implicaciones profundas para el ecosistema de las criptomonedas en Estados Unidos.
Garlinghouse destacó que la resolución del caso aporta claridad regulatoriaun aspecto que las empresas del sector han demandado durante primaveras.
“Es excelente para la industria de las criptomonedas de EE. UU. y, francamente, excelente para las criptomonedas en universal”, afirmó.
En este sentido, el CEO de Ripple Labs ve un futuro prometedor con la presentación de nueva reglamentocomo proyectos de ley sobre stablecoins y estructuras de mercado que podrían establecer normas claras para la SEC y la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos (CFTC).
Un precedente para el futuro
El caso de Ripple contra la SEC quedará en la historia como un punto de inflexión para la regulación de las criptomonedas en Estados Unidos. Con un costo de USD 150 millones y más de cuatro primaveras de batalla, la triunfo de Ripple envía un mensaje claro: la industria está dispuesta a defenderse y a exigir claridad.
Mientras XRP experimenta un acrecentamiento del 13% en su precio tras el anuncio, según datos de mercado, la comunidad de los criptoactivos celebra lo que Garlinghouse describió como “un fin cumplidamente esperado”.
Para él, este no es solo un triunfo personal o corporativo, sino un paso en dirección a un entorno regulatorio más ajustado y predecible para todos los actores del sector.