La Comisión Europea está elaborando un esquema para centralizar la supervisión de las principales infraestructuras de los mercados financieros del coalición, incluyendo bolsas de títulos, cámaras de compensación y exchanges de criptomonedas.
Este enfoque rebusca estrechar la fragmentación regulatoria interiormente de la Unión Europea y avanzar en dirección a una unión de mercados de capitales más integrada.
El objetivo es que las empresas europeas accedan a financiamiento de forma más ágil y competitiva interiormente del continente, evitando reconocer de Estados Unidos para expandirse. Según fuentes consultadas por el Financial Times, la coexistencia de múltiples organismos nacionales y regionales de supervisión aumenta los costos de las operaciones transfronterizas y limita el crecimiento de las startups en Europa.
Así, el plan contempla acorazar las competencias de la Autoridad Europea de Títulos y Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés), que pasaría a supervisar directamente a las entidades más relevantes a nivel transfronterizo. Entre ellas figurarían las bolsas de títulos y los proveedores de servicios con criptomonedas.
La Comisión planea presentar formalmente la propuesta en diciembre. El plan se inspira en el maniquí de supervisión de la Comisión de Bolsa y Títulos de Estados Unidos (SEC) y cuenta con el respaldo de figuras destacadas como Christine Lagarde, presidenta del Lado Central Europeo, y su antecesor, Mario Draghi.
No obstante, el debate político promete ser intenso. Algunos países miembros, como Alemania, han mostrado recientemente una comprensión a la supervisión centralizada, mientras que Francia respalda con fuerza la iniciativa. En cambio, Luxemburgo y Dublín se mantienen reacios, argumentando que un esquema central podría perjudicar a sus sectores financieros locales y suscitar una estructura costosa e ineficiente.
Mientras tanto, el Lado Central Europeo avanza con el esquema del euro digitalcuyo posible impulso se prevé para 2029. Como reportó CriptoNoticias, esta iniciativa rebusca animar la autonomía estratégica de Europa y estrechar la dependencia de proveedores de pagos estadounidenses, pero igualmente ha generado debates sobre la privacidad y el control financiero.
