Charles Edwards, fundador de la firma de examen Capriole Investments, advierte que las empresas de administración de bitcoin (BTC) enfrentan riesgos estructurales que podrían desencadenar un colapso del maniquí. El analista señala que, aunque estas firmas han impulsado el precio del activo, el crecimiento no será ilimitado y llegará a un punto de saturación, el cual hará reventar la «burbuja».
El aberración comenzó con Strategy, empresa estadounidense dirigida por el bitcoiner Michael Saylor, la cual transformó su comprobación para coger miles de bitcoin mediante emisiones de deuda. Hasta ahora, esta compañía acumula 632.457 bitcoin, siendo la entidad de cotización en bolsa con las mayores tenencias de este activo digital.
Por su masiva inversión, el valencia de las acciones de Strategy, identificadas con el ticker MSTR en la bolsa de títulos estadounidense, ha crecido de forma acelerada en los últimos cinco abriles, corto un rendimiento de 2.250% en ese error, tal como se aprecia en el venidero claro de TradingView.
A partir de ese éxito, otras compañías replicaron la fórmula. CriptoNoticias ha reportado esta tendencia, con empresas y entidades de distintos países y dedicadas a diversos rubros, abriendo sus propias tesorerías de activos digitales. Claro está, algunas lo hicieron solo con bitcoin, otras con ether u otros tokens, pero con la misma dialéctica: emitir títulos o endeudarse para comprar criptomonedas y engrosar la administración. El ciclo se repite cada vez que la argumento sube, pues las nuevas emisiones permiten coger más activos digitales.
Riesgos evidentes
Para Edwards, el peligro más evidente que tienen todas estas empresas que tienen sus tesorerías digitales es el sobreapalancamiento. Como lo ve, bitcoin conserva una volatilidad significativa, con caídas históricas de hasta 80% en ciclos de tres a cuatro abriles. En ese ambiente, incluso si solo un 5% o 10% de las empresas de administración se sobreendeudan, el impresión puede explayarse a todo el mercado, en su opinión.
Él sostiene que, si estas compañías son forzadas a eliminar en medio de una caída de bitcoin por el orden del 40% o 50%, la presión vendedora sobre el precio de BTC se amplificaría y desencadenaría un impresión dominó. Este proceso, conocido como “cascada de baratura”, ya se ha observado en los mercados de futuros.
Otro peligro menos visible es la compresión del valencia de mercado sobre las reservas, o mNAV. Según Edwards, mientras las acciones de una compañía se negocian por encima del valencia de sus tenencias en bitcoin, la radiodifusión de nuevos títulos aumenta el BTC por argumento. Pero si la argumento cae por debajo de ese nivel, la radiodifusión destruye valencia y desincentiva la captación de caudal.
En presencia de esa situación, algunas firmas pueden encontrarse obligadas a entregar parte de sus tenencias para recomprar acciones con descuento, en escudriñamiento de restaurar el mNAV. Sin incautación, la táctica erosionaría la administración y afectaría la confianza de los inversores, lo que agravaría la presión bajista sobre el mercado de criptomonedas.
Edwards señala que recientemente, el porcentaje de empresas de administración de bitcoin con un mNAV inferior a 1 alcanzó un nuevo mayor histórico del 27%, tal como se aprecia en la venidero gráfica. «Una tendencia preocupante a monitorear», indica.
El influencer Manuel Terrones Godoy, conocido como kManuS, coincide en señalar que existe una burbuja en formación, impulsada por empresas que incluso han modificado su razón social para dedicarse a acumular bitcoin y criptomonedas como su principal maniquí de negocios. Recordó que firmas con desestimación capitalización se han relanzado como entidades de administración digital, emitiendo acciones para comprar criptoactivos y amparar el ciclo de expansión. Un caso citado fue Tron Inc., que cambió de nombre para anunciar acumulación de TRX y provocar el aumento de su token.
Los riesgos de este maniquí, según Terrones Godoy, no solo dependen de la caída del precio de las criptomonedas, sino de la incapacidad de las acciones para seguir subiendo. Si el mercado deja de premiar el anuncio de compras de BTC, la táctica se estanca. En la maña, las compañías no podrían emitir más títulos ni acreditar sus deudas.
Edwards, quien lleva meses debatiendo este tema y cuestionando la tendencia de endeudarse para comprar bitcoin, dijo a inicios de agosto que el punto de quiebre de estas empresas podría venir si alguna de las compañías líderes, como Strategy, se ve obligada a entregar reservas. Aunque la causa sea puntual —solvencia, presión de accionistas o refinanciamiento—, una baratura importante podría detonar ventas en condena. Ese ambiente transformaría el “círculo virtuoso” en “círculo vicioso”, como describió Craig Coben, exjefe de mercados de caudal de Bank of America.
Henrik Zeberg, economista que analiza este aberración, sostuvo que bitcoin sigue siendo un activo reflexivo. Aunque ha sido recogido por gobiernos como El Salvador y por fondos institucionales, él comenta que este activo no genera flujo de caja ni valencia intrínseco, lo que lo expone a fuertes caídas en los balances de compañías con grandes reservas. Una caída de 80%, como en ciclos previos, podría admitir a insolvencia a corporaciones endeudadasaseveró.
Hay posibilidad de que sea sostenible
Ahora acertadamente, a pesar de estos riesgos latentes, Edwards subraya que si bitcoin cumple con su objetivo de consolidarse como “efectivo digital peer-to-peer”, el negocio de las tesorerías puede ser sostenible en el generoso plazo.
«Con una capitalización de mercado de 2 billones de dólares, BTC se acerca al oro, estimado en 22 billones, mientras que el monises fiduciario supera los 113 billones y crece a un ritmo anual de 9% por radiodifusión de bancos centrales», dice. Y aclara que, en esa comparación, bitcoin presenta una tasa de inflación más desestimación que el oro, lo que refuerza su potencial como reserva de valencia.
El destino de estas compañías dependerá de la asimilación de bitcoin. Si la novelística del activo digital se consolida, la figura de la empresa de administración podría ser parte integral de las finanzas corporativas globales. Edwards considera que la próxima división definirá si BTC se convierte en la nueva moneda de reserva en un mundo digital.
En ese camino, la volatilidad de BTC será obligatorio, y, por consecuencia, el ecosistema deberá afrontar tanto la posibilidad de un colapso sistémico como la oportunidad de una expansión sostenida.